Estamos viviendo un momento de cambio constante en el mundo empresarial. La pandemia nos ha obligado a cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestros compañeros, jefes y cómo estructuramos nuestro trabajo. Las compañías se han visto obligadas a replantear sus valores, su propósito y a centrarse en las necesidades de sus stakeholders.
El coaching se plantea como el gran aliado en estos tiempos. Los puntos centrales del coaching son la colaboración, la conciencia, la responsabilidad, la comunicación franca y transparente, el feedback, la creencia en el gran potencial de las personas y el alto rendimiento.
Un cambio de mentalidad de los líderes – de gerente a coach- los ayuda principalmente, de dos maneras:
En primer lugar, mejorando el clima organizacional, el cual puede definirse como la forma en que las personas perciben el entorno del trabajo (tanto los trabajadores como los individuos ajenos a la organización). El coaching impacta el clima organizacional en aspectos como: la motivación, el compromiso, la satisfacción en el trabajo, la comunicación efectiva, el aumento de la productividad, el rendimiento organizacional y el liderazgo, entre otros factores.
En segundo lugar, fortaleciendo la Cultura organizacional, la cual se basa en actitudes compartidas, creencias, normas, lenguaje, filosofía corporativa, así como los valores que guían el comportamiento de los miembros de una empresa. El coaching transforma los estilos de liderazgo – de dirigir a convertirse en coach – lo que hace que la cultura de la organización comience a cambiar. La colaboración, la retroalimentación en tiempo real, el aprendizaje, la auto-motivación, la confianza, la calidad, la interdependencia, el fortalecimiento de los valores internos se empezarán a consolidar y se convertirán en los distintivos de la nueva cultura del coaching.